martes, 21 de julio de 2009

YO, el mismo


Hola, me llamo Gustavo y me gusta escribir (te queremos Gustavo) soy un esclavo de la comedia, todos los días al levantarme tres graciosos talibanes me obligan con metralletas y demás armas blancas a escribir cosas que parezcan que haga gracia; son peligrosos, pero con el síndrome de Estocolmo es más llevadero.

Mi familia proviene de una estirpe de grandes escritores como mi tatatarabuelo Cervantes o mi tío tatarabuelo Jorge Manrique, que el pobrecillo sufrió mucho con lo de la muerte de su padre, tanta fue la cosa que le escribió unas coplas.

Esto que escriba este tipo de textos a mi familia le es despreciable, yo lo noto, si, porque cuando estoy a menos de un metro de ellos me escupen a la cabeza, no veáis como lo paso en navidad o en fin de año:

-No te escupimos por placer si no párate a pensar ¿y si alguno de la familia tenemos la saliva curativa y te curamos el posible tumor de tu cabeza?

Si, si… yo creo que es que me quieren dar de lado, eso, o que intentan causar un segundo diluvio universal a base de saliva.

Tengo aficiones normales como ir el tres de enero al gimnasio para luego quitarme a la semana siguiente; voy el tres no por perro, si no por que el uno es fiesta y el dos es mi jornada de reflexión, también soy aficionado como todos los tíos con novia que estáis leyendo esto, a aguantarme los pedos delante de mi novia, que luego cuando nos despedimos parece que voy a propulsión, e incluso tengo aficiones peligrosas como correr delante de la policía cuando me persigue por pensar que ellos ponen multas porque pagan con la sociedad su problemas de impotencia sexual y estreñimiento diario.

Como veis soy un chico de lo más normal con un trasfondo cerebral que cada día se apodera un poquito más de mí. Y como diría el proverbio chino que me acabo de inventar:

Vive la vida al 99 por ciento, el 1 por ciento que resta dedícalo a dormir para seguir viviendo la vida despierto”